La educación para la primera infancia es concebida como un
proceso continuo y permanente de interacciones y relaciones sociales de
calidad, oportunas y pertinentes que posibilitan a los niños y a las niñas
potenciar sus capacidades y desarrollar competencias para la vida.
Se caracteriza por:
Ser inclusiva, equitativa y solidaria, ya que tiene en
cuenta la diversidad étnica, cultural y social, las características geográficas
y socio-económicas del país y las necesidades educativas de los niños y las
niñas.
Considerar que todos los niños y las niñas,
independientemente del contexto socio cultural en el que crecen, tienen las
capacidades para desarrollar sus competencias si se encuentran en ambientes
sanos y seguros que garanticen sus derechos

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